domingo, 7 de febrero de 2010

El alegato de Hipérides

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...concluyendo, venerables magistrados.
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El motivo por el que hoy está aquí esta hetaria es una acusación de impiedad... impiedad atribuída a su extraordinaria belleza, propia de una Diosa. Porque ha sido el cautiverio originado por esa suprema hermosura el que la ha llevado a venerar a Afrodita en secreto.
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No olvidemos que fue Praxíteles, uno de nuestros más reputados estetas, ciudadano ejemplar y artista de renombre quien, descubriendo tal beldaz, la reflejó y nos la trasladó en sus obras como respetuosa ofrenda a la más sublime de las Diosas.

¿Y quienes somos nosotros para juzgar la belleza de Afrodita? Nosotros, simples mortales, sólo alcanzamos a juzgar la belleza terrenal. ¡Juzguen a Friné! ¡Júzguenla!... pero júzguenla con conocimiento de causa...

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